La improvisación, la terquedad, el enfoque mediático y el golpeteo político nunca han sido buenos amigos de la seguridad.

Nunca hubo un plan concreto, ni siquiera una intención clara. El supuesto Plan de Seguridad fue una presentación de Power Point sin más metodología que ideas contradictorias o ingenuas. 

Me imagino a AMLO dando sus puntos de vista con terquedad y su equipo tratando de darle forma con frases y conceptos pegajosos. Obedecer órdenes no es inteligencia colectiva, es estupidez de grupo. La guerra perdida e inútil de Vladimir Putin es el más claro ejemplo del momento.

La regulación de drogas sí era interesante. En efecto, esto es lo único que podía quitarles poder económico a las mafias, causantes del 80% de los homicidios en México, pero todo quedó en fantasía. A la fecha, no se ha regulado ni la marihuana, la más fácil de regular, la que ya tienen regulada nuestros socios comerciales.

Lo que pudo ser un negocio legal para muchos, incluyendo a los pequeños agricultores de estados pobres como Oaxaca y Guerrero, sigue siendo negocio de las mafias y causa de asesinatos y corrupción. La marihuana mexicana es sangrienta y de mala calidad.

Tampoco se ha regulado el cultivo de la amapola, y aunque la heroína (que se extrae de la amapola) va en desuso por el fentanilo (opioide sintético), seguimos siendo uno de los tres países que no la han regulado, junto con Afganistán y Myanmar. ¡Qué extraño! ¿Ustedes creen que alguien sigue beneficiándose del negocio oscuro de producir heroína en lugar de morfina y codeína?

El cristal (metanfetaminas caseras) puede desaparecer del mercado negro con un buen plan de distribución de anfetaminas legales, siguiendo el modelo suizo: distribución gratuita para usuarios registrados. Siendo gratuito y de buena calidad, se acaba el negocio y se acaban las mafias. Esto se sabe desde hace 40 años, pero el subdesarrollo no es económico, es mental. “Es que no somos Suiza”, pues no, ni lo seremos con esas respuestas.

Si regulásemos todas las drogas del mercado negro en México, tema que es exclusivo de la federación, estaríamos abatiendo la mayor parte del problema, pero creo que AMLO nunca entendió esto de regular. Es un tema económico.

La Guardia Nacional tampoco ha sido una solución. Es básicamente la misma policía federal militarizada en sus mandos y uniformes. Siempre ayuda que los estados reciban refuerzos federales; sin embargo, son las policías municipales y estatales las que generalmente hacen la gran tarea. Además, como ya fuimos recordados por Donald Trump, una buena parte se distrajo en contener migrantes.

En cambio, se ha debilitado el presupuesto de las policías estatales y municipales, en especial, el que está dirigido a la prevención. La prevención en seguridad, como en salud, es donde se obtienen mejores resultados. Atender es caro y menos efectivo que prevenir.

El Ejército siempre ha participado en zonas candentes y es un gran refuerzo para las autoridades locales, pero ahora se encuentra distraído en todas las otras tareas que el Presidente considera prioritarias. Y peor aún, confundidos, no solo con lo de los abrazos sino con los “culiacanazos”. Los únicos que no se han confundido son los narcos, ni los narco-políticos, ellos siguen su estrategia con claridad.

El Presidente supuso que la pobreza era causante de la inseguridad. No es cierto, no está correlacionada. Hay estados pobres y seguros, y estados ricos e inseguros. Además, la pobreza se ha incrementado en esta administración; así es que por una o por otra el resultado es negativo.

Reunirse todos los días de madrugada para ver temas de seguridad suena interesante, aunque no lo es. Quizá para una policía pueblerina o un comandante de zona es útil, pero a nivel nacional o estatal lo que debe revisarse es la estrategia, no los datos o el chisme del día anterior.

Tener de subalterno al Fiscal Federal y darle rienda suelta tampoco ha contribuido a la seguridad del país. Un fiscal efectivo, honesto e independiente hubiera sido un buen ejemplo para todo el país. Será para otro sexenio.

Golpear al Poder Judicial tampoco contribuye a la seguridad. Suficientes golpes recibe ya el Estado de derecho por parte de la plata y el plomo del narco como para enviarle golpes desde el Ejecutivo.

Atacar a las ONGs, a los medios o a los partidos de oposición tampoco ayuda. Insisto, la inteligencia es y será colectiva, no partidista, no jerárquica, mucho menos autoritaria. 

La improvisación, la terquedad, el enfoque mediático y el golpeteo político nunca han sido buenos amigos de la seguridad.  Así es que éste, que era tema prioritario para el país, seguirá siendo un gran dolor de cabeza para el Presidente. El otro gran tema de campaña era la corrupción.